
Los jueces actuaron tras el recurso interpuesto por la Unión Americana de Libertades Civiles, que alegaba que las autoridades migratorias parecían querer reiniciar las deportaciones en virtud de la Ley de Enemigos Extranjeros de 1798.
La Corte Suprema de Estados Unidos ordenó detener hasta nueva orden las expulsiones de venezolanos, ante los recursos de emergencia interpuestos este viernes por una organización que denuncia que el Gobierno de Donald Trump intenta expulsar a más migrantes a El Salvador.
El Supremo estadounidense bloqueó las expulsiones de venezolanos -detenidos en un centro para migrantes en Texas- bajo la ley de Enemigos Extranjeros de 1798, que solo se ha usado en tiempos de guerra.
La Corte Suprema emitió un fallo la semana pasada que permite continuar con las expulsiones a una megacárcel en El Salvador solo si se notifica el traslado a aquellos que van a ser deportados y se les da un “tiempo razonable” para apelar la decisión.

En total, EEUU ha enviado a más de 200 migrantes, en su mayoría venezolanos, a esta cárcel, acusándolos de pertenecer al Tren de Aragua, una banda delictiva transnacional que surgió en una cárcel de Venezuela.
El Tren de Aragua (TdA) se convirtió en un fenómeno desde que Trump los declaró como organización terrorista. La organización es única por su estructura y por su metodología de expansión, que la llevaron desde Venezuela a tejer una red criminal que tiene presencia en Chile, Perú, Colombia y llega hasta Estados Unidos.
La Fundación TAEDA e IBI Consultants, gracias a la labor investigativa de Pablo Zeballos y Douglas Farah, publicaron un informe que explica este caso de éxito criminal, señala a sus colaboradores a nivel regional y alerta sobre el riesgo que implican las medidas tomadas por Estados Unidos y El Salvador.

Surgimiento en Venezuela y expansión
El documento sitúa el Tren de Aragua como una entidad delictiva concebida entre 2004 y 2005 en la cárcel de Tocorón, Venezuela. Por ese entonces, el régimen venezolano de Hugo Chávez había declarado la emergencia carcelaria a raíz del aumento de la violencia en el sistema penitenciario, pero no tuvo incidencia suficiente para evitar el florecimiento del TdA.
Los reclusos que fueron ganando poder con el tiempo, a través de negociaciones con el régimen de Nicolás Maduro, el uso de la violencia y sobornos, crearon el sistema de pranatos, como se denomina a los líderes dentro de las prisiones (pranes). Estos grupos carcelarios se organizaron en estructuras mayores, a las que llamaron trenes, lo que dio lugar a estructuras de gobernanza paralelas.
Según el informe, entre 2015 y 2018, el TdA creció hasta convertirse en la más grande de las 19 megabandas delictivas que operaban en Venezuela, lo que hizo que la tasa de homicidios se disparara a niveles récord.
Farah y Zeballos destacan que, si bien la estructura de la organización es vertical y sus líderes están definidos, las órdenes y decisiones que se transmiten a toda la cadena se realizan de forma general y cada franquicia y división territorial las cumple de la forma que considera adecuada.
Esta flexibilidad, sumada a la migración venezolana diseminada por toda la región y la porosidad de las fronteras de Venezuela y de países limítrofes producto de la pandemia, le permitió a la organización instaurar un negocio ilegal basado en el narcotráfico y el tráfico de personas que inició su expansión en 2018 por América Latina.