Desde hace días, las inmediaciones de la Asamblea Nacional venezolana están fuertemente custodiadas por efectivos militares y policiales.
Esta explicación fue respaldada por Maduro, quien este miércoles anunció la detención de siete «mercenarios extranjeros», los cuales engrosarían la lista de 150 aprehendidos en los últimos meses.
«Siguen las capturas, porque una información lleva a otra. Buena información hay para desmantelar lo que estamos desmantelando, una conspiración internacional financiada por el gobierno saliente de Estados Unidos», declaró.
Pero no solamente presuntos mercenarios han sido arrestados. Hasta el miércoles, partidos opositores y organizaciones de derechos humanos habían contabilizado que más de una decena de políticos, dirigentes vecinales y activistas de derechos humanos habían sido detenidos en al menos tres estados del país.
Entre estas aprehensiones destacan la de Rafael Tudares, yerno de González Urrutia; la del excandidato presidencial Enrique Márquez y del activista de derechos humanos Carlos Correa.
Las autoridades han confirmado las aprehensiones y las justificaron diciendo que los arrestados forman parte de una «conspiración».
Hasta el momento no han revelado el paradero de los detenidos ni les han permitido contactar a sus familiares, por lo cual defensores de derechos humanos han calificado los casos como «desapariciones forzadas».
El martes Maduro dio un paso más en su «unión cívico militar policial» al activar la Organización de Defensa Integral (ODI), instancia que, según explicó, «integra a todo el poder político, el poder popular, a la Fuerza Armada, a la Milicia y a todas las fuerzas policiales».
En un acto celebrado en el Palacio de Miraflores, el gobernante juramentó a los cuerpos de combatientes de las distintas empresas públicas, los cuales están integrados por trabajadores y a quienes se les vio portando armas de guerra.
Asimismo, desde el miércoles, grupos de motociclistas simpatizantes del oficialismo, conocidos como «colectivos», han sido vistos recorriendo las calles de Caracas y otras ciudades.
En las últimas horas, Maduro ha encomendado a la llamada «fusión cívico-militar-policial» el neutralizar la conspiración que, según él, está en marcha para impedir su juramentación.
3. La estrategia de la oposición
«El enorme despliegue militar y policial busca inhibir cualquier tipo de protesta contra toma de posesión», explicó a BBC Mundo un funcionario judicial, el cual pidió reservar su identidad por razones de seguridad.
Sin embargo, María Corina Machado, la líder opositora a las que las autoridades venezolanas no dejaron competir en las presidenciales de julio pasado, pidió a los venezolanos vencer el miedo provocado por las más de 2.000 detenciones ocurridas tras los comicios y los numerosos casos de torturas y malos tratos.
«Llegó la hora (…) Todos sabemos que esto se acabó», dijo al instar a sus compatriotas salir en masa a las calles del país para manifestarse en contra de la posesión de Maduro.
«Que el miedo nos tenga miedo», planteó.
El llamado fue atendido y este jueves se registraron 157 de protestas en todo el país, de las cuales 17 fueron reprimidas, según datos provisionales de la organización Observatorio Venezolano de Conflictividad Social (OVCS).
Pero la estrategia opositora no solo busca «calentar las calles» para forzar un quiebre en la coalición que sostiene a Maduro en el poder, sino que también ha estado maniobrado internacionalmente con el mismo fin.
González Urrutia realizó en los últimos días una gira que lo llevó a Argentina, Estados Unidos, Panamá y República Dominicana para recabar apoyos.
Asimismo, el excandidato opositor ha anunciado que volverá al país para juramentarse y ha dicho que irá acompañado por varios exmandatarios hispanoamericanos.
María Corina Machado, la actual líder de la oposición venezolana, ha pedido a sus compatriotas vencer el miedo y salir a protestar.
Desde Caracas, por su parte, han advertido que este plan supone un «gravísimo riesgo» para los implicados, quienes serían considerados «invasores» y tratados como tales.
«Le recomiendo que no se pongan a inventar», afirmó el ministro Cabello, quien recordó que en los últimos años la Fuerza Aérea ha derribado 400 aeronaves que han ingresado ilegalmente al territorio venezolano.
El funcionario también ha asegurado que el verdadero plan opositor es que González Urrutia se juramente en alguna de las embajadas venezolanas que el gobierno no controla desde 2019.
La analista Carmen Beatriz Fernández dice que la doble estrategia opositora tiene por propósito crear «un momentum político entorno a la figura de Edmundo González Urrutia»
«Lo que no sabemos es si esa estrategia será tan exitosa como para conseguir su objetivo: su juramentación».
«En el mejor de los casos, el plan está conduciendo a un quiebre (dentro del chavismo) y a una negociación que permita la asunción de González Urrutia, el día 10 o después. Y en el peor de los casos le hace la vida más difícil a Maduro para seguir en el poder», precisó a BBC Mundo la profesora de Comunicación Política de la Universidad de Navarra (España).
El grupos de motociclistas cercanos al oficialismo han estado recorriendo las calles de Caracas y otras ciudades.
4. ¿Quiénes apoyan a quién?
Las autoridades venezolanas han asegurado que unos 2.000 invitados de 100 países asistirán a la tercera toma de posesión de Maduro desde 2013, pero solo cinco son presidentes.
La prensa venezolana dio por hecho que los gobernantes de Cuba y de Nicaragua, Miguel Díaz-Canel y Daniel Ortega, respectivamente, asistirán.
Luis Arce, presidente de Bolivia, otro de los aliados de Venezuela, ha anunciado que no asistirá, pese a reconocer el cuestionado triunfo de Maduro. Su ausencia se deberá a la presencia de su rival y otrora mentor político, el expresidente Evo Morales.
El presidente de Colombia, Gustavo Petro, confirmó este miércoles su ausencia y la atribuyó no solo a la negativa de las autoridades venezolanas a mostrar las actas que corroborarían el triunfo de Maduro en las elecciones, sino también a la reciente ola de detenciones.
La reelección de Maduro ha sido cuestionada por Estados Unidos, Canadá, la Unión Europea (UE) y por un número importante de países latinoamericanos.
Los gobiernos antes mencionados han descartado enviar a representantes a la posesión y algunos de ellos ya consideran a González Urrutia como el presidente electo de Venezuela.
La decisión de países como Paraguay de reconocer al opositor como el vencedor de los comicios desató la ira de Maduro, que decidió rompió relaciones diplomáticas con ese país,
Rusia, Irán y China, por su parte, han reconocido la reelección de Maduro y enviarán delegaciones a la ceremonia.
La prensa venezolana da por hecho que el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, será de los pocos mandatarios que acudirán a la juramentación de Nicolás Maduro.