Ubicado junto al barrio popular Las Tunas, en un contexto de alta vulnerabilidad social, el Colegio María de Guadalupe es finalista del World’s Best School Prize. La clave: un trabajo articulado con familias, empresas y ONG para potenciar la inserción laboral de los egresados
El barrio popular Las Tunas está ubicado en General Pacheco, en Tigre. Allí conviven casas de material con más de 3000 casillas precarias. Si bien calles están asfaltadas, los vecinos aún no tienen cloacas. El agua de red tampoco llega a todas las viviendas. Lo atraviesa el arroyo Las Tunas, altamente contaminado. En los alrededores –muy cerca y a la vez muy lejos– proliferaron en las últimas décadas los barrios privados.
Allí funciona una de las mejores escuelas del mundo. Es el Colegio María de Guadalupe, que tiene 700 estudiantes entre el nivel inicial, primario y secundario. Aunque está ubicada en la periferia del conurbano bonaerense, hoy esta escuela quedó bajo los focos del ecosistema educativo global: es una de las 3 finalistas del Premio a la Mejor Escuela del Mundo (World’s Best School Prize) en la categoría de “colaboración con la comunidad”.
Es la primera vez que una escuela argentina se convierte en finalista en estos premios internacionales; el ganador se conocerá en octubre. En junio se habían enterado de que estaban entre los 50 nominados, y aún no lo pueden creer. “Fue un notición para todos: los chicos, los docentes, el equipo, las familias. Sentimos un orgullo muy grande porque se están reconociendo las cosas que vemos todos los días en el colegio. Es un impulso que nos motiva a seguir sosteniendo y dando a conocer nuestro trabajo”, contó María Luz Diez, directora de Desarrollo Institucional del colegio.
El María de Guadalupe es una escuela de gestión privada con una cuota social mínima (y con becas para quienes no pueden pagarla). Fue fundada hace 12 años con la misión de “ofrecer educación de calidad con un modelo inclusivo e innovador a niños, niñas y jóvenes que viven en contextos de vulnerabilidad, a un costo similar al de la educación de gestión estatal”. El 50% de los alumnos vive en condiciones de hacinamiento; el 70% de sus padres y madres no terminó la secundaria.
Pese a esas circunstancias, los estudiantes obtuvieron resultados por encima del promedio en las pruebas Aprender y tienen altos índices de egreso. Según explicó María Luz Diez, el premio reconoce “el trabajo comunitario articulado con múltiples actores: las familias como aliadas fundamentales, pero también organizaciones de la sociedad civil y empresas”. También destacó como rasgos centrales del proyecto escolar el acompañamiento personalizado a cada estudiante, el régimen de jornada completa desde primer grado y la “formación docente situada y constante”.
Una apuesta por la inclusión laboral
“Celebramos que sea posible una escuela en la que, a pesar de muchas situaciones desafiantes, no existe la deserción; una escuela en la que el 100% de los chicos de tercer grado entienden lo que leen, en una Argentina en la que solo la mitad lo está logrando; una escuela cuyos egresados estudian o trabajan en un 87%”, afirmó Luis Arocha, director ejecutivo de Fundación María de Guadalupe. Los egresados se reciben como bachilleres con especializaciones en Administración, Medio Ambiente, Programación o Producción Audiovisual.
Desde la escuela se presentaron al World’s Best School Prize con los programas de Orientación Vocacional, Mentoría e Inclusión Laboral. Este último busca desarrollar habilidades para mejorar la “empleabilidad” de los estudiantes del último año, los egresados y los alumnos de otros colegios vecinos, “para que puedan insertarse en el mundo del trabajo y diseñar un proyecto de vida superador”.
El programa de inclusión laboral abarca capacitaciones en habilidades socioemocionales, laborales y técnicas, y se apoya en alianzas con empresas locales, ONG y familias. Entre los resultados, lograron disminuir del 21% al 13% el porcentaje de egresados que no estudian ni trabajan, y aumentaron más del doble (12% al 30%) en dos años el acceso de los graduados al trabajo formal.
Armaron una bolsa de empleo y generaron una red de empresas –desde pymes hasta grandes compañías– que ofrecen oportunidades laborales. “Cerca del 50% de nuestros egresados accede a estudios superiores, una cifra muy superior al promedio para estos contextos de vulnerabilidad”, explicó Diez. También señaló que vienen haciendo un trabajo de sistematización para poder replicar la experiencia en otros lugares: ya lo están haciendo en Garín, donde funciona el Colegio Rosario Vera Peñaloza, “hermano” del María de Guadalupe.
A raíz de la nominación, el colegio potenció el trabajo en red con otras escuelas e incluso con ministerios de educación. “La misión de la Fundación María de Guadalupe es generar aprendizajes y prácticas que sean valiosos para el sistema educativo y puedan impactar en otros. En estos meses recibimos muchas visitas y tuvimos la oportunidad de generar conversaciones muy interesantes con otras escuelas y con gobiernos provinciales”, contó Diez a Infobae. Además del intercambio con otras escuelas argentinas, el colegio entró en diálogo con las otras instituciones nominadas, ubicadas en diversos países del mundo.
¿Y si ganaran los 10.000 dólares del premio? Desde el colegio explicaron que la idea sería invertir ese dinero en avances tecnológicos para el programa de inclusión laboral, con el objetivo de mejorar la calidad y el alcance de las iniciativas de capacitación para los jóvenes.
Un premio para visibilizar “buenas prácticas”
Los premios World’s Best School Prizes fueron creados por T4 Education en alianza con Accenture, American Express y la Fundación Lemann de Brasil. Abarcan cinco categorías: además de “colaboración con la comunidad”, hay reconocimientos para las escuelas que se destacan en acción ambiental, innovación, superación de la adversidad y promoción de vidas saludables.
“Instituciones argentinas excepcionales como el Colegio María de Guadalupe están haciendo un trabajo tan destacado que debería captar la atención de gobiernos en todo el mundo. Al difundir sus innovaciones ampliamente, podemos inspirar el cambio donde más se necesita”, dijo Vikas Pota, fundador de T4 Education y de estos premios.
Cada una de las cinco escuelas ganadoras se llevará 10.000 dólares. Serán elegidas por un jurado de alrededor de 200 líderes, académicos y expertos de todo el mundo, entre ellos el exministro de Educación de la Nación Esteban Bullrich y la ministra de Educación de la Ciudad de Buenos Aires, Mercedes Miguel. Los finalistas y ganadores serán invitados a la Cumbre Mundial de Escuelas en Dubai, Emiratos Árabes Unidos, el 23 y 24 de noviembre.
Los premios “celebran a las escuelas de todo el mundo por el papel fundamental que desempeñan en el desarrollo de la próxima generación y por su enorme contribución al progreso de la sociedad”, señalaron desde T4 en un comunicado. Y explicaron que el objetivo es “compartir las mejores prácticas de las escuelas que están transformando la vida de sus estudiantes y creando un impacto positivo en sus comunidades”.