
Aunque la consorte real cumplió con las tres reglas más estrictas del código de vestimenta del Vaticano, hubo algunos detalles en su atuendo que causaron rechazo en redes sociales.
El rey Felipe VI de España y su esposa, la Reina Letizia, acudieron este sábado a la basílica de San Pedro en Roma para asistir al último adiós del papa Francisco. Aunque numerosas personalidades políticas y representantes de las casas europeas asistieron a esta ceremonia, la consorte acaparó la atención de la prensa internacional por el estilismo que escogió para la ocasión.
A simple vista, la esposa del monarca español cumplió a cabalidad con las tres normas de rigor que requería esta ocasión póstuma: la soberana se revistió de solemnidad en un vestido negro de largo midi y atemporal, que acompañó con una cartera discreta en la misma tonalidad, de la firma Carolina Herrera.

Como parte de sus complementos, Letizia Ortíz llevó calzado cerrado y joyería discreta de perlas, excepto por el broche de la “La Peregrina”. Una joya circular de gran tamaño, confeccionada en oro y con incrustaciones de pequeños diamantes, de la que cuelga una legendaria perla en forma de lágrima, cuya historia en sí misma, merece ser desarrollada en otra nota completa.
Los “errores” casi imperceptibles en el estilismo de la Reina Letizia
Volviendo al tema principal, la prensa española, siempre atenta a los pasos de la consorte, destacó un detalle que causó cierto malestar en plena transmisión de los actos fúnebres. Letizia cubrió su cabeza con una mantilla negra, opción que pudo reemplazar por la tradicional peineta, dispensa únicamente permitida a las consortes del país ibérico.
El tema es que desde su entronización como reina en 2014, Letizia se niega al uso de este ornamento, sencillamente porque no le gusta. Si bien se vio obligada a llevarla en sus días como princesa de Asturias, la llegada de Felipe VI al trono ese año fue clave para que la periodista dejara las peinetas en el fondo más oscuro de su vestidor.
Esta negativa siempre causa sopor entre los sectores más conservadores de la aristocracia española: sobre Letizia siempre recayó la sospecha de que no profesa la fe católica por sus simpatías hacia las ideologías de izquierda, cuestión que nunca se pudo comprobar, pero que permite a sus detractores cuestionarla cada vez que surge algún evento asociado con la institución religiosa.

Además, nunca faltan las odiosas comparaciones entre la soberana actual con su suegra, la reina emérita Sofía, quien siendo griega de nacimiento, decidió abrazar las tradiciones y costumbres del país que reinó durante cuatro décadas.
Para más inri, es históricamente conocido que la experiodista no realiza la señal de la cruz en ningún acto eclesiástico, a diferencia del rey Felipe, sus hijas, la princesa Leonor, la infanta Sofía y demás miembros de la familia real.
No se descarta que los medios que cubren la fuente monárquica estén atentos a sus movimientos, para determinar si al menos por esta ocasión excepcional, la reina se persigne como gesto silencioso de fe y respeto.

Pero lo que enardeció a varios internautas en redes como X (Twitter) fue un momento muy público que protagonizó la reina e incluso, el mismísimo Felipe: ambos llevaron lentes de sol durante la ceremonia. El tema es que debieron quitárselos varias veces para saludar a otros asistentes, como dictan las normas de cortesía.
Sin embargo y a pesar de que algunos consideraron que llevar este accesorio fue un gran desacierto y “una falta de respeto absoluta”, luego se supo que el reglamento protocolar de la Santa Sede, no impide su uso. Al contrario, resulta de mucha ayuda en eventos al aire libre y especialmente si la luz solar molesta en los ojos.