
Ambos se reunirán este viernes en la Casa Blanca. Estados Unidos se quedará con el 50% de los beneficios de la explotación de los recursos naturales de Ucrania.
“¿Dije yo eso? No puedo creer que haya dicho eso. Siguiente pregunta”, respondió cuando un periodista le recordó su calificación sobre el mandatario europeo, al que recibirá este viernes en la Casa Blanca para firmar un acuerdo económico.
Este viernes, Trump recibirá en la Casa Blanca a Zelenski, con el que espera firmar un acuerdo que otorgaría a Estados Unidos acceso privilegiado a los recursos naturales de Ucrania, incluidas las tierras raras, un sector clave para el desarrollo tecnológico y actualmente dominado por China.
Según Kiev, el acuerdo prevé la creación de un fondo de inversión común al que Ucrania contribuirá con el 50% de los beneficios de la futura explotación de sus recursos naturales, entre ellos el gas y el petróleo.
Cómo es el pacto entre Estados Unidos y Ucrania
Este pacto, que Trump presenta como una compensación por los miles de millones de dólares ya enviados en asistencia militar a Ucrania, no incluye garantías específicas de seguridad por parte de Estados Unidos ante un posible nuevo ataque de Rusia, según explicaron funcionarios estadounidenses.
Las relaciones entre Washington y Kiev atraviesan un momento especialmente tenso después de que Trump sorprendiera a Europa y Ucrania al anunciar, el 12 de febrero, que había hablado por teléfono con Putin y alcanzado un acuerdo con Moscú para iniciar “negociaciones de inmediato” con el objetivo de poner fin a la guerra.

Ese primer contacto entre delegaciones de Estados Unidos y Rusia tuvo lugar el 18 de febrero en Arabia Saudita, en unas conversaciones que podrían derivar en una cumbre entre Trump y Putin.
Sin embargo, ni Kiev ni los países europeos participaron en las negociaciones, lo que generó malestar en el continente.
Zelenski protestó por la exclusión de Kiev en estas conversaciones. La semana pasada intensificó su enfrentamiento con Trump, a quien acusa de vivir en una burbuja de “desinformación” impulsada por Rusia. El presidente estadounidense, en respuesta, lo calificó de “dictador”.