Es importante comprender que no todas las personas incorporan conocimientos de la misma manera. Los docentes pueden usar diversas estrategias.
Ninguna sociedad está compuesta por personas que se parecen en la misma forma de pensar o de actuar, ni tampoco en el estilo con el que se relacionan o las aptitudes que muestra cada individuo en el ámbito que se desempeñe. Es ….¡la vida misma! Y es esperable que sea así. Un aula es un pequeño recorte de la sociedad y si bien estará atravesada por una cultura y estilo particular de esa comunidad, nunca habrá una persona que piense o aprenda de la misma manera que otra.
El concepto de neurodiversidad reconoce que todas las personas tienen diferentes formas de procesar la información y experimentar el mundo. Se trata de las características que tiene una persona para conocer y aprender, entendiendo que todos tenemos fortalezas y desafíos. Cuando se refiere a perfiles cognitivos, estamos hablando de diversidad, de distintas maneras de aprender.
Qué abarca la neurodiversidad
La neurodiversidad abarca una amplia gama de características y habilidades cerebrales, incluyendo el autismo, el TDAH (trastorno por déficit de atención e hiperactividad), las altas capacidades intelectuales, la dislexia y otros perfiles neurológicos únicos. Celebrar la neurodiversidad implica valorar las diferencias individuales y reconocer que cada persona tiene fortalezas y desafíos únicos que aportar a la sociedad. Para estos tipos de perfiles neurocognitivos, que tienen algún tipo de desafío en el neurodesarrollo, se necesitan estrategias que favorezcan su inclusión en el aula garantizando el logro de metas de aprendizaje.
Los sistemas educativos actuales, aún muchos de ellos, continúan arraigados a métodos y recursos tradicionales que no se ajustan a las necesidades de los estudiantes de hoy. Cuando un enfoque pedagógico tiende a homogeneizar el aprendizaje sin considerar la diversidad de estilos y capacidades que existen en un grupo o curso escolar, se convierte en un problema. Por otro lado, es fundamental ofrecer oportunidades de aprendizaje adaptadas a estas aulas cada vez más heterogéneas, lo que implica contar con docentes capacitados y en constante actualización para enfrentar estos desafíos de manera eficaz.
La neurodiversidad es un concepto que reconoce y valora las diferentes formas en que el cerebro humano puede funcionar y nos recuerda que no todos los estudiantes aprenden de la misma manera. Así, los docentes deben estar formados no solo en técnicas pedagógicas tradicionales, sino también en enfoques que permitan atender y potenciar las habilidades de todos los estudiantes, independientemente de sus diferencias cognitivas, emocionales o sensoriales. Es esencial que los educadores comprendan y respeten esta diversidad para poder generar procesos de enseñanza inclusivos. A esto, lo llamamos aulas heterogéneas.
Los docentes pueden implementar varias estrategias para trabajar con aulas heterogéneas:
- Diferenciación de la enseñanza: adaptar los contenidos, procesos y productos de aprendizaje para ajustarlos a las necesidades individuales de los estudiantes. Esto puede implicar ofrecer diferentes niveles de dificultad en las actividades, proporcionar diversas formas de acceder a la información (textos, videos, audios) o permitir a los estudiantes elegir cómo demostrar lo que han aprendido (exámenes, proyectos, presentaciones orales, utilizar tecnología para mostrar esos aprendizajes).
- Uso de tecnologías y herramientas digitales: las plataformas digitales permiten a los estudiantes avanzar a su propio ritmo y recibir retroalimentación inmediata. Además, pueden ofrecer recursos interactivos y personalizados, que ayudan a captar la atención de estudiantes con diferentes estilos de aprendizaje. Los videojuegos son una alternativa muy potente, si son bien utilizados, porque permiten realizar una evaluación no visible.
- Aprendizaje colaborativo: hay que fomentar el trabajo en grupos heterogéneos, donde los estudiantes puedan aprender unos de otros. Esta estrategia promueve la cooperación, el intercambio de ideas y el reconocimiento de las fortalezas individuales dentro del grupo, a la vez que mejora las habilidades sociales. El tipo de didáctica que se recomiendo es el ABP (aprendizaje basado en proyectos), ya que permite que los estudiantes tengan oportunidad de destacarse en lo que mejor saben hacer, se complementen y que al final todos trabajen en una meta común. Se generan logros grupales pero basados en la iniciativa de cada uno y sus aportes.
- Fomentar vínculos con aprendizajes desde la multisensorialidad: al incorporar experiencias auditivas, visuales y kinestésicas, se facilita el acceso al conocimiento para los estudiantes con distintos perfiles cognitivos. De esta manera, es posible ofrecer alternativas que permitan a cada alumno demostrar lo que ha aprendido de acuerdo a sus fortalezas, ya sea a través de una exposición oral, una prueba escrita, el uso de gráficos o incluso la creación de una maqueta.
Utilizar rutinas de pensamiento y andamiaje
Se sugiere trabajar con evaluaciones formativas y flexibles ofreciendo distintos tipos de evaluación que se adapten a los estilos de aprendizaje y capacidades individuales. Esto puede incluir evaluaciones orales, escritas, gráficas o prácticas. La clave es que cada estudiante tenga la posibilidad de mostrar su conocimiento de la forma en que mejor se sienta cómodo.
La utilización de rutinas de pensamiento y andamiaje son muy interesantes de incluir en las clases porque fomentan el pensamiento crítico y reflexivo, así como brindar apoyo adicional a aquellos estudiantes que lo necesiten mediante el andamiaje, es decir, dividir las tareas en partes más pequeñas y manejables, proporcionando ayuda gradual hasta que el estudiante pueda hacerlo de manera independiente.
Es muy importante que las instituciones educativas, en todos sus niveles, cuenten con equipos interdisciplinarios, incluyendo psicopedagogos, para acompañar y guiar los procesos de enseñanza-aprendizaje. Estos especialistas trabajan en conjunto con directivos, docentes, familias y otros profesionales externos, ayudando a identificar las necesidades específicas de cada estudiante y proponiendo estrategias que promuevan su bienestar y desarrollo integral.
El objetivo final es crear un entorno educativo inclusivo, donde la diversidad cognitiva sea vista como una fortaleza y no como un obstáculo, y donde cada estudiante pueda alcanzar su máximo potencial. Si estos dispositivos aún no están disponibles en la escuela, se sugiere buscar ayuda, capacitarse y generar espacios para que el docente tenga momentos de encuentro con los directivos y equipos que los orienten ya que ellos son los que cotidianamente se encuentran en el escenario más importante que es el aula. Estas estrategias refuerzan la idea de neurodiversidad en el aula y ofrecen a los docentes herramientas prácticas para trabajar con la heterogeneidad de sus estudiantes, permitiendo un aprendizaje más inclusivo y efectivo
(*) Mariela B. Caputo es doctora de la Facultad de Medicina UBA, lic. en psicopedagogía (M.P. N°199685), Master en neuropsicología, especialista y directora de Nivel Inicial, autora colección PEALI (Plan estratégico de adquisición de lectura Inicial. Ed. Neuro aprendizaje infantil)