El premier israelí define una respuesta al régimen fundamentalista que no tendría respaldo de la Casa Blanca y podría causar una crisis inédita en la región con repercusión directa en Estados Unidos y Europa
Tras el ataque aéreo de Irán a Israel, Benjamin Netanyahu y Josep Biden mantuvieron una conversación telefónica para evaluar la coyuntura bélica y definir la hoja de ruta que asumiría Jerusalem ante la ofensiva de Teherán. El Presidente de Estados Unidos recomendó al premier israelí que actuara con cautela para evitar que una réplica armada provocará el estallido de Medio Oriente. Netanyahu no avaló las consideraciones de Biden, y en la Casa Blanca aguardan con preocupación sus próximos pasos ante un enemigo que es potencia regional.
En el Departamento de Estado y el Pentágono reconocen que la coordinación de esfuerzos de Israel, Estados Unidos y ciertos países del Mundo Árabe (Jordania y Arabia Saudita, por ejemplo) fueron claves para detener la andanada de 300 drones suicidas y misiles cruceros lanzados desde Irán, Irak y Siria contra territorio israelí.
Esa coordinación inédita -que implicó abrir el espacio aéreo de reinos árabes, utilizar aviones jordanos, lanzar cohetes defensivos desde buques estadounidenses y acceder a información clasificada saudita-, desaparecerá si Netanyahu decide atacar a Irán.
Benjamin Netanyahu y Joseph Biden
“Todo lo que sirvió el sábado, ya no estará. E israel se quedará prácticamente sólo, con Estados Unidos en una posición muy difícil”, explicó a Infobae un miembro de la administración demócrata que conoce los términos de la conversación que mantuvieron Biden con Netanyahu.
Un misil lanzado por Irán que fue destruido antes de ingresar a Israel
El líder israelí es consciente de su probable aislamiento internacional si descarta las recomendaciones de Biden y el G7, pero su lógica bélica tiene un componente político que responde a su estabilidad como primer ministro. Netanyahu cree que la ausencia de respuesta a Teherán puede terminar con su ciclo histórico en Israel.
El Gabinete de Guerra de Israel asume las limitaciones impuestas por Estados Unidos y el G7, y conoce las necesidades políticas de Netanyahu. Sin embargo, la mayoría de sus integrantes – incluido Benny Gantz, un militar prestigioso con apoyo de la opinión pública- considera apropiado que haya una réplica militar contra el régimen fundamentalista.
Desde Jerusalem ya se informó al Ala Oeste de la Casa Blanca que las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) evalúan distintas opciones militares, que en todos los casos serán “dolorosas” contra Irán. En este contexto, esas opciones no deberían desembocar en un guerra total en Medio Oriente y, obvio, tendrían que ser respaldadas por Biden.
En las actuales circunstancias, es poco probable que la administración demócrata apoye una replica dolorosa de Israel contra Irán. El Departamento de Estado mantuvo contacto telefónico con los principales jugadores de la región, y en todos los casos recibió la misma respuesta: un ataque israelí a Teherán puede causar una crisis inédita en Medio Oriente, más allá de las guerras de los Seis Días o Yom Kippur.
El ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, comparte con Benjamin Netanyahu la decisión política de ejecutar una réplica «dolorosa» contra Irán
Israel solo es apoyado por Estados Unidos, mientras que Irán tiene como aliados a Siria, Irak, El Líbano, Turquía y Rusia. La correlación de fuerzas es asimétrica, y si finalmente hay un ataque israelí, los países árabes que por ahora apoyan a Jerusalem -Arabia Saudita, Bahrein y Jordania, por ejemplo-, se correrán al centro del escenario para evitar males mayores.
Es muy probable que Biden y Netanyahu vuelvan a hablar por teléfono cuando continúan los combates en Gaza y Hezbollah reinició sus operaciones militares en la frontera sur del Líbano.