Un estudio planteó que hay un estilo musical que mejora el rendimiento cognitivo y modula la excitación a la hora de ejecutar determinadas tareas. Los detalles del trabajo y el análisis en la voz de los especialistas
La música es, sin dudas, una compañera inseparable de múltiples momentos tanto de felicidad como de aquellos más melancólicos. Las canciones no solo se limitan a sonar de fondo, sino que muchas veces se convierten en protagonistas de situaciones que marcan nuestras vidas y se incrustan en nuestros recuerdos más preciados.
En ese sentido, recientemente, un estudio científico fue más allá y ahondó en el impacto que la música puede tener en la productividad. El equipo de investigadores, que pertenece a la Universidad de Houston y a la Universidad de Nueva York, se inspiró en la llamada ley de Yerkes-Dodson, también conocida como la ley de la letra “U” invertida. Publicado en la Revista Abierta de Ingeniería en Medicina y Biología del IEEE, el trabajo exploró la interacción entre la excitación y el rendimiento en tareas cognitivas, bajo la influencia de música personalizada, es decir, elegida por cada participante.
Entre otros puntos, la ley de Yerkes-Dodson postula una relación entre el rendimiento y la excitación, representada por una curva en forma de U invertida. En términos más sencillos, sugiere que un nivel moderado de excitación conduce a un rendimiento óptimo, mientras que tanto la baja como la alta excitación pueden deteriorar el desempeño. El equipo de investigación buscaba verificar esta teoría mientras sonaban canciones.
Los participantes en el estudio seleccionaron música calificada como calmante o emocionante, reflejando diferentes niveles de excitación
En el estudio, seis participantes seleccionaron música que consideraban calmante o emocionante, lo que reflejaba situaciones de baja y alta excitación respectivamente. Utilizando datos fisiológicos y señales de comportamiento, como la actividad electrodérmica (en la piel) y el tiempo de reacción, los investigadores analizaron cómo la música influyó en la excitación y el rendimiento durante las tareas cognitivas.
Los resultados revelaron una notable confirmación de la ley de Yerkes-Dodson: la relación en forma de U invertida entre la excitación y el rendimiento se manifestaba claramente, con un rendimiento óptimo asociado a una excitación moderada. De acuerdo a los autores, la música emocionante demostró mejorar el rendimiento cognitivo en general. Esto respalda la idea de que la música puede ser una herramienta efectiva para modular la excitación y, por ende, el rendimiento.
Los expertos señalan la importancia de considerar la música personalizada como una estrategia potencial para ajustar la excitación a niveles óptimos, lo que podría tener implicaciones significativas en el diseño de intervenciones para mejorar el rendimiento cognitivo y emocional en diversas situaciones de la vida real.
La música emocionante demostró mejorar el rendimiento cognitivo en general, respaldando la idea de modular la excitación para mejorar el rendimiento
¿Cómo la música afecta el estado de ánimo y la productividad?
Una de las áreas de referencia para analizar el rol de la música en la productividad y en las emociones es la musicoterapia. Los NIH la definen de la siguiente manera: “Tipo de tratamiento que utiliza la música para mejorar la salud general y el bienestar de una persona. Puede incluir la creación de música, cantar, moverse, escuchar o relajarse”.
En diálogo con Infobae, Patricia Lallana Urrutia, musicoterapeuta clínica, analizó: “¿Cómo trabaja la musicoterapia en todo lo que son funciones ejecutivas? Son funciones que tienen que ver con la memoria, la concentración y la atención. La asociación es muy personalizada porque cada persona tiene su historia sonora y musical: sus preferencias y sus gustos. Entonces, siempre en musicoterapia vamos a seleccionar y trabajar con músicas que especialmente estén ligadas a esta área, digamos a las preferencias de la persona con la que trabajamos o del grupo. Esto es así porque esa música va a generar un impacto más grande en la motivación para la tarea, sobre todo, y va a beneficiar lo que se esté haciendo”.
“En 2018 se hizo un estudio sobre la liberación de dopamina y música (la dopamina es un neurotransmisor inhibitorio que participa en el estado de ánimo y controla los movimientos complejos, según los NIH). Sabemos que la dopamina activa las áreas de recompensa del cerebro y esto hace que la motivación aumente. Todo lo que es el funcionamiento cognitivo, conductual, emocional: al hacer ejercicios con música, se genera mayor motivación. Entonces se sabe que la música favorita de la persona va a liberar más dopamina en el cerebro y eso hace que haya más motivación para la tarea”, postuló Lallana Urrutia.
Y sugirió: “La música más motivadora o la que ayude a realizar una tarea determinada, ya sea física o intelectual, va a ser música que tenga este componente de preferencia, que me guste, que me motive. Generalmente, para estudiar, lo que se recomienda términos generales es que sean músicas sin letra o que sea una letra en un idioma que no entienda. Porque si estoy escuchando un texto y una letra que comprendo, esto puede interferir en la tarea que tenga que hacer. Lo mismo pasa si pongo una música que no me guste: va a perturbarme en la tarea que tengo que realizar al generar adrenalina, cortisol y malestar”.
La liberación de dopamina relacionada con la música favorece la motivación y el rendimiento en las tareas según expertos
“Sin embargo -amplió Lallana Urrutia-, el estilo musical va a ser absolutamente congruente con las preferencias musicales de la persona. He tenido casos de chicos adolescentes que estudian muy bien con música heavy metal, por ejemplo, o con rock y reggae, y eso los motiva y les hace permanecer más concentrados. La música siempre va a activar muchas áreas de nuestro cerebro, todas las áreas en general se activan, que es la motricidad, la memoria, el sistema límbico, el área emocional, el área asociativa. Entonces todo nuestro cerebro de manera bilateral va a ser activado por la experiencia sonora y musical”.
En 2023, Gabriela Pérez Acosta, académica e investigadora de la Facultad de Música (FaM) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) postuló tras una investigación que escuchar música, cuando se realiza de manera atenta, “involucra procesos cognitivos elaborados en zonas de procesamiento temporal en el cerebro, áreas parietales, cerebelo y ganglios basales”.
En un comunicado de la UNAM, la experta precisó que hay “muchas formas de oír música, y dependiendo del tipo de escucha será la forma en que nuestro cerebro participará en esa experiencia, porque es muy distinto ponerla de fondo, donde uno cree que está escuchando, pero en realidad está como acompañamiento para realizar otra actividad que te demanda más atención”.
En ese sentido, según Pérez Acosta, sostuvo, “cuando empezamos a tener una respuesta emocional ante la música, también se generan activaciones de memoria, por ejemplo, comenzamos una evaluación (inconsciente), a tener recuerdos: esta canción me recuerda un evento específico, me provoca una emoción que se parece a algo que viví en otro momento, ahí hablamos de la activación de procesos de atención y de memoria”.
De acuerdo a especialistas consultados por Infobae la música influye en diversas áreas cerebrales, incluyendo la motricidad, la memoria y el sistema límbico
El neurólogo Hugo Valderrama, máster en neurociencias, dijo que la música que a cada uno le resulta agradable “es una recompensa abstracta, pero para nuestro cerebro es tan concreta como comer algo saludable y sabroso. Esto puede aumentar los neurotransmisores involucrados con períodos de felicidad, como endorfinas y serotonina, como así también disminuir los que son generados por el estrés”.
“El corazón y pulmones ‘bailan’ con los ritmos: cuando son lentos y agradables, disminuyen sus frecuencias; por el contrario, si son más vivos y frenéticos, las aumentan. Esto es guiado por un sistema de nervios llamados parasimpáticos y simpáticos respectivamente. Como si fuera poco, con lo musical también liberamos oxitocina, la sustancia que genera apego con los demás seres humanos, repercutiendo sobre las actividades e interacciones sociales”, planteó Valderrama.
Y cerró: “En nuestro cerebro (las canciones) se asocian a memorias y podemos entrar en una montaña rusa de emociones hasta sentir, por ejemplo, ‘piel de gallina’ o llorar. Además de alegre, impulsados quizás por la curiosidad y la diversidad, podemos elegir música que nos dé miedo, tristeza o sorpresa”.
Por su parte, la musicoterapeuta Nuria Sierra (MN 865) aportó en conversación con Infobae: “Los musicoterapeutas no solemos recomendar una música si no es a través de, por ejemplo, un tratamiento. Una vez que el paciente entra en ese tratamiento y conocemos mucho de su historia personal que tiene que ver con los sonidos y con su ambiente, ahí uno puede hacer una recomendación. Esto que en el estudio científico nombran como música estimulante, en realidad es estimulante según cada persona. En el trabajo, justamente, cada participante eligió su música”.
La música genera respuestas emocionales y activa la memoria, influyendo en el estado de ánimo y la productividad
“El rendimiento cognitivo se estimula con los sonidos y con lo musical, pero primero, con el ambiente. Uno no puede rendir del mismo modo en el medio del campo que en la Avenida 9 de julio. Esto también depende del trabajo, porque no es lo mismo una persona que tiene que estar concentrada en una línea de producción de una fábrica, que se pone auriculares para que no le baje la concentración, que alguien que tiene que hacer atención al público y necesita cierto tipo de ambiente y estímulos”, reflexionó Sierra.
Al tiempo que destacó: “Hay gente que está conectada con, por ejemplo, música de metal noruego, y la usan para trabajar o estudiar. Hay personas que necesitan a determinada música para una determinada actividad, pero a esto siempre hay que pensarlo desde la historia personal de cada uno”.
Según Sierra, “hay situaciones de estrés en las que la música es como un acompañante. Se sabe que tiene un estímulo directo en el hemisferio izquierdo del cerebro, que tiene que ver con la parte creativa, una parte del lenguaje y el uso de la lógica. Esto también está asociado con el aprendizaje de la música y no solo con su utilización. En realidad, toda la música es emocionante, pero depende de cada persona en particular. No hay un tipo de música emocionante para todo el mundo. De todas formas, todo lo que tenga que ver con encontrar esa música que te emocione, particularmente, sí va a ayudar a la atención, a la producción, al desarrollo de un trabajo y va a traer estados de más tranquilidad”.