Diferencias en torno a la Convención de Viena que rige las relaciones internacionales. Una vieja circular alertó sobre “múltiples quejas” de vecinos contra los autos con chapa diplomática.
Por un lado, la embajada rusa. Por el otro, el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
El feriado de Navidad estuvo marcado por un escándalo que provocó diferentes interpretaciones de la Convención de Viena sobre las relaciones diplomáticas vigente desde 1964. La negativa de dos diplomáticos rusos a someterse a un control de alcoholemia en un operativo de tránsito desató una fuerte polémica que llevó a la embajada rusa a denunciar “una grave violación del derecho internacional”.
Las diferentes posturas privilegiaron un artículo del tratado que rige los derechos y obligaciones, así como la inmunidad de la que gozan los diplomáticos en todo el mundo. La cancillería argentina se mantuvo al margen.
Por un lado, la Ciudad recordó que el artículo 41 establece que los diplomáticos deben “respetar las leyes y reglamentos del Estado receptor; no inmiscuirse en los asuntos internos del Estado receptor; tratar los asuntos oficiales de la misión con el Ministerio de Relaciones Exteriores del Estado receptor y no utilizar los locales de la misión de manera incompatible con sus funciones”.
Pero el artículo 22, inciso 3 del tratado, sostiene que “los locales de la misión, su mobiliario y demás bienes situados en ellos, así como los medios de transporte de la misión, no podrán ser objeto de ningún registro, requisa, embargo o medida de ejecución”.
Cómo fue el escándalo que sacudió la mañana de Navidad
El escándalo duró varias horas. Primero fue el diplomático Sergei Baldin en ser requerido para un test de alcoholemia. Era alrededor de las 10:45 de una mañana tranquila cuando el operativo de tránsito montado en el barrio porteño de Recoleta desató la polémica.
El funcionario ruso se negó a bajarse del auto y someterse al control requerido. Permaneció dentro del vehículo, en medio del estupor de los controladores de tránsito. En el medio se vivió una escena bizarra cuando un ciudadano ruso, con la camiseta de Nueva Chicago, intentó mediar sin éxito entre las partes.
Pero la situación escaló cuando un segundo diplomático ruso, Cardmath Salomatin, fue requerido para otro control de alcoholemia en el mismo lugar cerca del mediodía. El problema se repitió: el funcionario se negó a someterse al test y bajarse del vehículo.
Entonces, se acercó un diplomático que se identificó como el primer secretario de la embajada, Alexander Stebunian.
“Consideramos lo ocurrido como una grave violación del derecho internacional, sobre todo por sus disposiciones sobre inmunidades diplomáticas”, dijo. Según afirmó, la convención establece que “ningún vehículo diplomático puede ser objeto de ningún registro o embargo”.
De esa manera, citó en forma implícita al artículo 22, inciso 3 de la Convención de Viena.
Poco después, ambos vehículos fueron escoltados por la policía hasta la embajada rusa sin que se cumplieran los controles ordenados. Allí, según los responsables del operativo, se les labraría un acta.
Qué dijo el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires
La Ciudad no se quedó callada. Dijo que en 2022, una circular enviada a las distintas embajadas en el país les recordó a los funcionarios acreditados que debían “respetar las leyes” en materia de circulación vehicular ante las “múltiples quejas” de vecinos por infracciones cometidas por autos con chapa diplomática.
La circular diplomática número 18/2022 fue enviada el 5 de julio de ese año para alertar sobre “las infracciones cometidas con vehículos con patentes diplomáticas”.
El documento se basa en el artículo 41 de la Convención de Viena sobre relaciones diplomáticas internacionales, que refiere que “todas las personas que gocen de privilegios e inmunidades deberán respetar las leyes y reglamentos del Estado receptor”.
“Los funcionarios diplomáticos, en lo que a la materia de circulación vehicular se refiere, tienen las mismas obligaciones que todos los ciudadanos y residentes en la Argentina”, alertó el documento.
La nota de la Cancillería dijo entonces que “en consecuencia, y tomando en consideración las múltiples quejas de vecinos de la ciudad con relación a las infracciones cometidas por vehículos con patente diplomática (estacionamiento sobre las veredas, estacionamiento obstruyendo salidas de garajes, etc.), se hace saber que, en dichos casos, la Policía de Tránsito aplicará las multas correspondientes, procediendo al acarreo de dichos vehículos cuando ello resulte procedente”.
Pero el acarreo al que alude la nota al parecer entraría en contradicción con el artículo 22, inciso 3, de la citada convención, según la posición rusa.
La nota dijo que, además, “en todos los casos en que un vehículo con patente diplomática sea acarreado, la Representación -o el funcionario- deberá hacerse cargo del costo de dicho acarreo con el fin de recuperar el vehículo”.
La circular fue dirigida a todas las representaciones diplomáticas, oficinas consulares y organismos internacionales acreditados en la República Argentina.