
La cantante estadounidense sigue transformando sus heridas más profundas en éxitos que cruzan generaciones; entrevistada por Hola, asegura que aún disfruta cada momento sobre el escenario.
Pocas canciones resumen tan claramente la vida de quien las interpreta como lo hace I Will Survive con Gloria Gaynor. Publicada en 1978 y convertida en himno global un año más tarde, la canción no solo consolidó su carrera, sino que anticipó —sin proponérselo— el tono de una vida marcada por la adversidad, el coraje y la reinvención constante.
En 1979, cuando la canción alcanzaba la cima de las listas internacionales, Gaynor sufrió una grave lesión medular al caer sobre un monitor durante una actuación.
Ese acto de valentía no solo le dio a la canción su merecida oportunidad, sino que consolidó a Gaynor como una artista con visión y convicción, capaz de desafiar las decisiones corporativas para acercar su arte al público.
‘Fida Known’: del dolor al arte
La cantante acaba de lanzar una nueva canción titulada Fida Known, una expresión fonética del inglés sureño que se traduce como I’d have known (lo habría sabido). La inspiración le llegó durante un ensayo de su canción más famosa. Al interpretar la línea “Si hubiera sabido por un segundo que volverías a molestarme”, comprendió que allí había una nueva historia por contar.
“Estaba ensayando I Will Survive y esas palabras me iluminaron. Pensé: ‘Oh, tengo que escribir una canción con eso”, explicó. Fida Known surge así como una reflexión sobre su matrimonio, pero también como una manifestación más de su capacidad para transformar experiencias íntimas en arte resonante.
Relaciones, plenitud y crecimiento emocional
Gaynor ha vivido amores intensos y rupturas dolorosas, y ha aprendido lecciones que ahora comparte con generosidad. Su consejo para quienes intentan salir adelante después de una relación difícil es claro:
“Dos mitades no forman una relación. Primero debes asegurarte de que tú y tu pareja estén completos antes de iniciar una unión”.

Esta filosofía está arraigada en su experiencia y en su desarrollo personal, que no ha cesado con el paso de los años. Su visión promueve la independencia emocional, la autorreflexión y la madurez como cimientos de los vínculos duraderos.
Disciplina física, oración y voluntad
Aunque no se considera amante del ejercicio, Gaynor practica CrossFit tres veces por semana. No lo hace por entusiasmo, sino por disciplina y convicción espiritual. “No me gusta hacer ejercicio; ojalá lo hiciera. Es cuestión de fuerza de voluntad. Rezo al respecto todas las noches”, confesó.
Para ella, el cuerpo es un don divino que debe cuidarse con respeto. “Le hablo [a Dios] de que mi cuerpo es un regalo suyo y de que necesito mantenerlo en forma mientras lo necesite”, añadió. Su rutina física es, en última instancia, una extensión de su fe.
Un ejemplo de longevidad con sentido
Lejos de la nostalgia o la retirada, Gloria Gaynor continúa escribiendo, componiendo y actuando con entusiasmo. A sus 81 años, no busca únicamente sobrevivir. Busca construir, inspirar y dejar una huella más allá del escenario.

En un tiempo donde la longevidad es celebrada pero pocas veces acompañada de plenitud, Gaynor demuestra que es posible envejecer con propósito, elegancia y autenticidad.
Su historia no es la de una sobreviviente más, sino la de una mujer que ha hecho de cada caída una fuente de fuerza, y de cada experiencia vivida, una lección compartida.