
Un solitario tanto de Brennan Johnson, ayudado por Luke Shaw, le da la Europa League a los ‘spurs’ en detrimento de un Manchester United que no estará en la próxima Champions.
‘Audere es facere’ reza el lema, curiosamente en latín, del Tottenham Hotspur. ‘To dare is to do’ en su versión inglesa, más utilizada en los últimos tiempos. Viene a ser ‘Atreverse es lograrlo’, toda una declaración de intenciones con la que se recuerda el espíritu de su fundador Bobby Buckle, acorde con el escudo del club, que es un gallo de pelea. El cuadro que tiñe de blanco parte del norte de Londres no ha sido nunca un equipo ganador, sino más bien todo lo contrario. Pocas veces ha contado el Tottenham con el cartel de favorito cuando ha disputado partidos en los que había un título en juego y tampoco lo tenía este miércoles cuando arrancó en San Mamés la final de la Europa League en la que se midió al actualmente venido a menos aunque siempre todopoderoso Manchester United. Pero el Tottenham se atrevió, como reza su lema, y logró alzarse con el que para siempre quedará como el cuarto título continental de su historia. No sonreía en Europa desde que ganó la Copa de la UEFA de 1984, pero en esta ocasión, a razón de un solitario tanto de Brennan Johnson con ayuda de Luke Shaw poco antes del descanso (1-0), le tocó hacerlo obteniendo además el premio extra de disputar la próxima Champions League.
En cuanto a los onces, en el Tottenham fue suplente Heung-Min Son, aunque a la postre aparecería por el verde a tiempo para ser el encargado de recibir el trofeo, mientras que Rúben Amorim prescindió de Manuel Ugarte en el centro del campo del Manchester United, haciendo que Bruno Fernandes jugase cerca de la base de la jugada consciente de que iban a ser los ‘red devils’ los que llevasen el peso del partido mediante el balón, y haciéndole hueco en zona de tres cuartos a un Mason Mount esta vez menos brillante que ante el Athletic en semifinales.

En una primera parte con más imprecisiones que fútbol digno de enganchar al aficionado neutral, evidenciando ambos equipos por qué se encuentran lejos de los primeros puestos en la Premier League, el primero en disponer de una ocasión de gol fue el United, con un chut de Amad Diallo en el 16’, pero el disparo cruzado del marfileño no encontró la portería de Vicario. Y cuando todo hacía indicar que se llegaría al descanso sin que se hubiera inaugurado el marcador, se deshizo el 0-0 inicial en beneficio del Tottenham. Pape Matar Sarr centró al área desde la izquierda y Brennan Johnson, con un remate en semifallo aunque habiéndole ganado la posición a Luke Shaw en área pequeña, mandó el balón al fondo de las mallas sin que Onana pudiera evitarlo. Estalló entonces de júbilo la mitad de San Mamés, la teñida de blanco y más animosa que la roja a lo largo de todo el encuentro.
Ya en la segunda mitad, como era de esperar de un Manchester United que en la primera se había limitado a acumular la posesión de balón de forma estéril, los ‘red devils’ metieron una marcha extra en la búsqueda del empate. Lo tuvo cerca Hojlund con un remate de cabeza tras una salida en falso de Vicario, pero Van de Ven apareció providencial sobre la línea para despejar (68’). Y también pudieron marcar el 1-1 tanto Bruno Fernandes (72’) como Garnacho (75’), pero el poco atino con la cabeza en el caso del portugués y una buena estirada de Vicario a un disparo cruzado del argentino hicieron que el 1-0 continuará brillando en el marcador de San Mamés.
De ahí hasta el final, el Manchester United apretó a la desesperada y el Tottenham se defendió como bien pudo comandado por un ‘Cuti’ Romero a la postre MVP del duelo. En el añadido, Luke Shaw llegó a disponer de un cabezazo con el que enmendar lo inocente que estuvo en la jugada del gol de los ‘spurs’, pero Vicario le negó el tanto propiciando que el trofeo de esta Europa League 2024/25 viajase al norte de Londres después de que Heung-Min Son lo levantase al cielo de San Mamés.
Por su parte, el United, que ha perdido los cuatro partidos en los que se ha enfrentado al Tottenham esta temporada, además de quedarse sin título, perdió también su última oportunidad para sellar un billete para disputar la próxima Champions. Y puede que eso haga que Rúben Amorim, al que muchos vieron como un nuevo Alex Ferguson a la portuguesa cuando aterrizó en Manchester el pasado mes de noviembre, acabe saliendo por la puerta de atrás de Old Trafford sin completar un año en el cargo.