Nació en Gales y deslumbró en Hollywood, destacándose en el cine con papeles inolvidables. Casada con Michael Douglas, revela el insólito secreto de un matrimonio exitoso. También cuenta cuál es el sacrificio que haría a cambio de masajes. Y cómo superó sus problemas de salud mental, como el trastorno bipolar
“Solía andar por ahí luciendo lo más desaliñada posible porque era inconcebible que pudiera ser atractiva además de inteligente. No fue hasta que comencé a ser yo misma, como me gusta ser para conocer gente, que empecé a conseguir trabajo”. Catherine Zeta-Jones, que hoy cumple 55 años, no sólo tuvo empleo: se convirtió en una verdadera estrella de Hollywood.
Nació el 25 de septiembre de 1969 en Swansea, Gales, en una familia de clase trabajadora encabezada por el propietario de una fábrica de caramelos y una costurera. Su nombre de nacimiento era Catherine Jones, pero añadió el nombre de su abuela paterna, Zeta, para destacarse entre muchas otras. Aunque vive hace muchos años en EE.UU., la actriz reconoce que Gales sigue siendo su “hogar”. Pasó sus primeros años idolatrando a Elizabeth Taylor y soñando con la vida como intérprete. Empezó a bailar claqué a los cinco años, y eso sentó las bases de su futuro en los musicales. “De niña era muy animada y extrovertida. A medida que crecía, me volvía más tímida. Pero cuando era joven no tenía miedo”, contó, sin tener idea de que se uniría a Richard Burton y Sir Anthony Hopkins en la lista de los nombres más importantes de su país.
Llegó a Los Ángeles en 1997, con un visado de trabajo temporal que recibió por una sola escena en un proyecto de los estudios Universal. Estar en EE.UU. le permitió empezar a hacer castings y establecer conexiones en Hollywood. Empezó a juntarse con otros actores extranjeros, como Russell Crowe y Salma Hayek, y rápidamente consiguió su primer papel: Elena en La máscara del Zorro (1998) y al año siguiente se lució en La emboscada (1999). “Mudarme a Estados Unidos, conocer gente nueva, aprender a manejar al otro lado del auto, alquilar mi propio departamento y conseguir un manager, todo era nuevo. Fue una lección de humildad volver a ser una desconocida, y presentarme a las audiciones”, confesó la actriz.
Por mucho tiempo el público sólo conoció una parte de su talento. Pocos saben que además de cantar y bailar, Zeta-Jones toca el piano. Pero una vez que pasó a la pantalla grande, la galesa asumió que la parte musical de su carrera había terminado. Sin embargo, con el tiempo también obtuvo un premio Tony por su trabajo en el musical A Little Night Music. Y mostró sus habilidades en Chicago (2002) película con la que ganó un Oscar.
Su cuerpo, su templo
Las presiones para mantenerse en forma son muchas en Hollywood, y Zeta-Jones recurre al atletismo y a otras actividades que la hacen feliz. Por ejemplo, le encanta esquiar, e incorpora su talento como bailarina a sus entrenamientos. “Tengo mi baile, y la suerte de tener memoria muscular, así que una vez que mi cuerpo se pone en movimiento lo recuerda. Estar activa y de pie es mucho más saludable para mi psique. Realmente creo que es sano para un cuerpo transpirar todos los días”, dijo Catherine. Además, practica una gran variedad de ejercicios, desde correr en la cinta hasta el hula-hula con pesas; juega al tenis, y tiene un gimnasio en su casa con una barra de ballet incluida. La protagonista de Tráfico (2000) publica reels en Instagram practicando deportes acuáticos, como natación y kayak. “Si me vuelvo un poco aletargada o floja en la parte física de mi vida, me estreso. Así que nado. Tengo una de esas piscinas donde puedo nadar a contracorriente”.
Zeta-Jones admitió que trata a su cuerpo como un templo, lo que incluye tomar mucha agua, abstenerse del alcohol y comer saludable. La actriz también cree en el yoga y la meditación, y los considera tan valiosos como el cuidado de su aspecto exterior. “Siempre fui una fan de las cremas y me gusta mantener mi cuerpo y mi mente tan limpios por dentro y por fuera”, dijo. El spa también es fundamental para su enfoque sobre salud y belleza. Su balneario favorito está en Montecatini, Italia, y tiene saunas naturales en cuevas calientes, entre otras cosas. El coronavirus fue duro para esta fanática de los spas, que tuvo que alejarse de sus queridos masajes, y expresó: “Extraño mis masajes hasta el punto de que vendería mi brazo por uno. Podría pasarme todas las vacaciones en un balneario, yendo de un tratamiento corporal a uno facial y a cualquier otro que tengan en el menú. Realmente podría. Me encanta. Me hace sentir bien”.
Los problemas de salud mental
Aunque en los últimos años es más habitual que los famosos hablen de su salud mental en público, todavía existe mucho estigma en torno a ciertos trastornos. Para Catherine Zeta-Jones, expresarse abiertamente de su trastorno bipolar nunca fue una elección, ya que se vio obligada a hacer una declaración tras ser vista en un centro de tratamiento. “Nunca quise ser el ejemplo de esto. Y nunca quise que esto saliera a la luz pública”, explicó. Según su marido, Michael Douglas, Catherine fue “bastante abierta al respecto porque la descubrieron. Fue a buscar ayuda y algún otro paciente dijo, ‘Oye, no vas a creer quién está aquí ahora’. Y, así, una vez que eso sucedió, ella sintió que era mejor contar la historia”.
Tras conocerse la noticia en el 2011, Zeta-Jones apareció en la portada de People, donde dijo, a través de un comunicado, que buscaba disminuir el estigma y la vergüenza que rodean al trastorno. En los años siguientes, muchas celebridades, como Mariah Carey y Demi Lovato, revelaron sus diagnósticos bipolares. Aunque volvió a un centro de tratamiento hospitalario en el 2013, Zeta-Jones dijo que su diagnóstico fue un punto de inflexión en su vida. “¡Descubrir que se llamaba así fue lo mejor que me pasó! El hecho de que hubiera un nombre para mis emociones y que un profesional pudiera hablarme de mis síntomas fue muy liberador”, admitió.
El amor de su vida
“Para que el matrimonio sea un éxito, cada mujer y cada hombre debe tener su propio baño. Fin”, confesó la estrella, casada hace décadas con Michael Douglas. Se conocieron cuando ella promocionaba La Máscara Del Zorro (1998), y él Un crimen perfecto (1998). Michael le tendió la mano al conocerse, pero Catherine asumió que buscaba una conexión profesional. “Pensé que quería conocerme para un trabajo. Así que nunca dije, ‘Dios mío, quiere salir conmigo’”, reconoció ella. Aunque esa noche Douglas le dijo que “quería ser el padre” de sus hijos, no empezaron a salir oficialmente hasta tiempo después. Él le envió flores y hablaron por teléfono por un año antes de dar el siguiente paso. Se casaron en el 2000 y se separaron brevemente en el 2013, pero se reconciliaron y superaron desde el cáncer de Douglas hasta una denuncia del #MeToo. Catherine y su esposo comparten el mismo día de cumpleaños. A pesar de los 25 años de diferencia de edad, ambos demuestran que el amor verdadero puede perseverar, incluso en Hollywood. “Creo que tuve suerte de haber conocido a Michael. No sólo Michael Douglas, el actor y productor con dos premios Oscar en las estanterías, sino Michael Douglas, el amor de mi vida. Realmente creo que estaba destinado a suceder”, reconoció.
Para una pareja de famosos de su talla, Catherine Zeta-Jones y Michael Douglas mantienen un perfil bajo. Ella valora las comodidades del hogar y la compañía de la familia por encima de todo, y distingue entre “Catherine Zeta-Jones” y “Cath”, su yo cotidiano: “Cath es la mujer que se acurruca en el sofá con su familia. No todo el mundo la conoce, y eso está bien. Soy una persona muy reservada. No soy esa a la que vas a ver publicando en las redes sociales mis descansos en el baño y fotos con mi esposo en el jacuzzi”. Proteger a sus hijos de los paparazzis y de los ojos críticos del público era tan importante para el matrimonio que incluso se mudaron fuera de Estados Unidos en los años que fueron a la escuela. “Cuando tuvimos a nuestros hijos, se hizo realmente difícil vivir en la ciudad, ya que se convirtió en algo muy expuesto para ellos. Solíamos llevar a nuestra hija en el metro, y eso me preocupaba: había gente siguiéndonos con cámaras y demás”. La familia eligió las Bermudas como nueva residencia: allí vivieron por 12 años, en parte porque la madre de Douglas era de ahí. Se mudaron para que sus hijos pudieran tener una “infancia normal”, que incluía tener siempre a uno de los padres en casa.
Los chicos crecieron, Dylan Michael Douglas (24) y Carys Zeta Douglas (21), y al parecer los padres hicieron un buen trabajo. “Soy consciente de que mis hijos están muy arraigados, con los pies en la tierra, y siempre soy muy exigente con los modales. Me felicitan por lo poco afectados que están y eso se debe a que no se criaron en Hollywood. Conservamos parte de su infancia más tiempo que otra gente”, contó la estrella. A pesar de su educación poco hollywoodiense en las Bermudas, tanto Dylan como Carys dejaron claro que quieren actuar. En una entrevista Zeta-Jones explicó que sus hijos valoraban el oficio de actor, no la búsqueda de la celebridad. “No se trata de la fama para ellos. Se criaron rodeados de gente famosa. Saben lo que es eso. Entienden que esto no es una solución rápida. Son muy buenos. No puedo esperar a que todos ustedes vean qué camino van a tomar, porque van a llegar a algún lado, se los aseguro”, admitió Catherine.
La familia lleva un estilo de vida bastante extravagante y tienen con qué: Catherine tiene un patrimonio de 150 millones de dólares, mientras que su esposo unos 350 millones de dólares. Cuentan con varias casas, incluyendo un lujoso departamento en Central Park West; una mansión en el condado de Westchester, al norte de la ciudad de Nueva York; así como casas en Swansea, Gales, y Mallorca, España. Su casa española de 10 dormitorios tiene 1.022 metros cuadrados e incluye desde un cine hasta un viñedo personal. Pero no sólo invierten en inmuebles. Por ejemplo, el anillo de compromiso de ella, que tiene un diamante de época “inspirado en los labios de la amante del Rey Luis XV de Francia, Madame de Pompadour”, está valorado en 442 mil dólares.
Hoy en su cumpleaños número 55, además del cariño de su familia, posiblemente la galesa reciba un lindo presente de su compañero de vida que, también hoy está cumpliendo 80 años. De todos modos Catherine Zeta-Jones ya lo tiene todo, porque como alguna vez declaró: “Ser feliz es la verdadera clave de la belleza. Se muestra de adentro hacia afuera. Todo lo demás es una ventaja”.