Después de varias horas del fenómeno, las autoridades de Japón y Filipinas rebajaron sus alertas de tsunami, mientras en Taipéi comenzaron a reportarse las graves consecuencias
Un terremoto de magnitud 7,5 impactó la mañana del miércoles cerca de Taiwán y provocó alertas de tsunami en ese territorio y las islas del sur de Japón, informaron las autoridades.
Al menos siete personas murieron y otras 700 resultaron heridas, de acuerdo con el departamento de bomberos de la isla.
La Agencia Meteorológica Japonesa calculó la magnitud del movimiento telúrico en 7,5, aunque el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS) señaló que fue de 7,4.
Autoridades de Taiwán, Japón y Filipinas emitieron alerta de tsunami para sus regiones costeras, donde anticiparon olas de hasta tres metros. Hasta ahora solo Tokio rebajó su alerta a “aviso de tsunami” en sus costas. “Por favor, eviten acercarse o entrar en el mar hasta que se levante la advertencia”, insistió la Agencia nipona.
El alcalde de Taipéi, Chiang Wanan, declaró el nivel dos de emergencia para dar respuesta a posibles desastres en la ciudad.
“El centro de respuesta a desastres de la ciudad se elevó a un nivel dos, las obras públicas, las estaciones industriales y de bomberos desplegaron personal, y se establecieron equipos de respuesta de emergencia dentro de cada unidad, e inmediatamente se ha comenzado la investigación, la presentación de informes y la labor de socorro”, añadió.
También pidió a los ciudadanos ser precavidos y estar atentos a posibles nuevas réplicas, según un comunicado publicado en su cuenta de la red social Facebook.
El epicentro del sismo, ocurrido a las 7:58 del miércoles (23.58 GMT del martes), se situó en el mar, a 25 kilómetros al sureste de la costa del condado Hualien, con una profundidad de 15,5 kilómetros.
En los primeros reportes de la zona, los bomberos confirmaron el derrumbe de dos edificios.
“Dos edificios han colapsado y se cree que algunas personas están atrapadas. No tenemos más información por el momento”, agregó en un comunicado el cuerpo de rescate.
La alerta en Japón fue para sus islas remotas cercanas a Taiwán, incluyendo la isla Miyakojima, según la agencia meteorológica..
El metro de las ciudades de Taipei, Taichung y Kaohsiung suspendió durante casi una hora sus operaciones a causa del terremoto, según la agencia oficial taiwanesa CNA.
“¡Evacuen!” indicó un cintillo en la televisión nacional japonesa NHK. “Viene un tsunami, por favor evacuen inmediatamente”, expresó un presentador de esa red nipona. “No se detengan, no se devuelvan”.
Según el USGS, el sismo tuvo su epicentro 18 km al sur de la ciudad taiwanesa de Hualien, con una profundidad de 34,8 km.
El día de Año Nuevo, Japón se vio sacudido por el sismo más mortífero de los últimos ocho años, cuando un terremoto de magnitud 7,6 sacudió la prefectura de Ishikawa, en la costa occidental. Más de 230 personas murieron tras el movimiento telúrico que destruyó total o parcialmente 44.000 viviendas.
Los terremotos son frecuentes en Japón (sufre unas 1.500 sacudidas al año), una de las zonas con mayor actividad sísmica del mundo. En Japón se produce alrededor de una quinta parte de los sismos de magnitud 6 o superior del mundo.
La gravedad de los tsunamis -vastas series de olas potencialmente destructivas que pueden desplazarse a cientos de kilómetros por hora- también depende de múltiples factores.
Incluso los terremotos de mayor magnitud suelen causar pocos daños en Japón y Taiwán gracias a las técnicas especiales de construcción y a las estrictas normas de edificación.
Japón también ha desarrollado sofisticados procedimientos y tecnología para alertar y evacuar a la población cuando es necesario.
La catástrofe de 2011 también provocó la fusión de tres reactores de la central nuclear de Fukushima, causando el peor desastre de la posguerra en Japón y el accidente nuclear más grave desde Chernóbil.
El coste total se estimó en 16,9 billones de yenes (112.000 millones de dólares), sin incluir el peligroso desmantelamiento de las instalaciones de Fukushima, que se espera que lleve décadas.
A pesar de unas directrices de construcción más estrictas, muchas estructuras, sobre todo fuera de las grandes ciudades, pero no sólo allí, son viejas y vulnerables.