El fundador de la empresa propone avanzar hacia un sistema de lenguaje mucho más rápido que la escritura convencional.
Facebook sentó las bases para el auge de las redes sociales y su predominancia en la sociedad contemporánea, pero también diversificó sus opciones de mercado para poder controlarlo todo: a 20 años de su creación de la mano de Mark Zuckerberg, la empresa -ahora renombrada como Meta- también busca incursionar en una tecnología de vanguardia para poder leer los pensamientos de sus usuarios.
La compañía presentó a un equipo especializado que trabaja en un laboratorio en el que impera el hermetismo: se trató de Building 8, una división de investigación enfocada directamente en el desarrollo de una interfaz que pueda conectar el cerebro con una computadora. De esta manera, según explicaron los especialistas involucrados en el proyecto, se podrían establecer parámetros para la comunicación del futuro.
Los 20 años de Facebook: la iniciativa que pretende revolucionar el mundo de la comunicación
En principio, la firma emprendió la búsqueda de expertos con habilidades de “machine learning” con el objetivo de conseguir la interpretación de datos mediante neuroimágenes. Las capturas suelen utilizarse tanto en el campo de las neurociencias como en la medicina y transforman el comportamiento del sistema nervioso en algo legible gracias a un ordenador. Algo similar, aunque bajo versiones de prototipo, se está llevando a cabo para los sueños de las personas.
La primera vez que el propio Zuckerberg se refirió a la iniciativa fue en 2016: en aquella oportunidad, explicó que estaba siendo dirigida por Regina Dugan, ex directora de DARPA -los pioneros en el impulso de la Internet-, y que los conceptos principales trabajados estaban relacionados a “escribir” con la mente y “escuchar” con la piel. La idea es que, a través de un software que se empezó a delinear con una inversión millonaria, se puedan transmitir cerca de 100 palabras por minuto.
“No estamos hablando de decodificar pensamientos al azar, sino que se podrán escoger y decidir cuáles se quieren compartir. Le estamos poniendo toda la velocidad y la flexibilidad de la voz”, especificó la líder del programa. En ese sentido, Facebook contrató a más de 60 científicos y académicos para que el plan logre ser redituable. La gran apuesta de Zuckerberg se puso en marcha, pese a que sufrió varias desavenencias.
“La mejor manera que tenemos para conseguir información en el mundo, que es el habla, solo puede transmitir la misma cantidad de datos que un módem de la década de 1980. Estamos probando un sistema que nos permitirá escribir directamente desde nuestro órgano magno unas cinco veces más rápido de lo que podemos escribir en el teclado de nuestros teléfonos hoy en día”, sentenció Mark, que quiere elaborar un método “no invasivo”.
Por ello, el CEO de Meta aclaró que cuentan con cierta ventaja con respecto a los dispositivos Neuralink, pensados por Elon Musk: “La gente normal, en los próximos 10 o 15 años, no querrá tener algo implantado en el cerebro por diversión. Resulta que puedes tener un aparato en tu muñeca y comunicarte con tu cerebro a través de la mano. Podrías responderle a tu esposa en una reunión sin sacar el teléfono y ser grosero”.
Los 20 años de Facebook: la caída de Building 8 y las investigaciones financiadas por Meta
Sin embargo, la salida de Dugan acabó por matar al proyecto cuando recién estaba germinando. El Building 8 fue completamente desmantelado y solo pudo lanzar al mercado un producto con poco sustento: el Portal, preparado para realizar videollamadas y dotado de un altavoz inteligente. Los anuncios móviles representan el 93% de las ventas de la firma y la expansión hacia otros objetos de consumo es más compleja de lo que parece.
El fracaso del esbozo trazado no representó el final de la inventiva de la empresa, que impulsó una investigación sobre los beneficios de la tecnología para los individuos con dificultades en el habla. Si bien aún no hay aplicabilidad clara de cara al mercado, la propuesta de novedosos sistemas de lenguaje a través de una banda montada en el brazo asoma como ambiciosa.