
Su padre es matemático, su madre socióloga y su tía es una de las grandes artistas argentinas. El actor consolida su prestigio en el país y lo extiende al extranjero.
Antes que nada, Juan Minujín supo elegir a sus maestros: Alberto Ure, Cristina Banegas, Julio Chávez, Pompeyo Audivert.
No es solo por su calidad de actor que se distingue: hay una personalidad, un rostro peculiar, una solvencia que le permite moverse con fluidez ya sea como integrante de una familia de abolengo o un policía encubierto en una cárcel atroz. Se lo ve cómodo en cualquier papel, incluso capaz de dominar el desnudo sin titubeos.
Juan Minujín completó su formación actoral en Londres, donde además de estudiar tuvo que reforzar sus finanzas posando en la calle como estatua viviente. La tarea resultó tan rentable que a su regreso a Buenos Aires lo intentó en la calle Florida, donde fracasó en forma ignominiosa.

Se había iniciado, como es natural, en el teatro independiente -y luego se destacó en el oficial- pero su popularidad, como también es natural, vino con la televisión. Novelas como Solamente vos, con Natalia Oreiro, 100 días para enamorarse y especialmente El marginal, de Sebastián Ortega, una pieza que se estrenó en la Televisión Pública y luego fue comprada por varias plataformas internacionales.
Su prestigio se extendió más allá de la Argentina y participó, junto con Anthony Hopkins y Jonathan Pryce en la película Los dos papas, de Fernando Meirelles, donde interpretó al Papa Francisco en su juventud. Más recientemente se convirtió en Coppola, el representante, para la serie biográfica de la televisión.
Trabajó bajo la dirección de Angelina Jolie en la película Without Blood (Sin sangre) protagonizada por Salma Hayek y presentada en el Festival de Toronto; participó en un film de Will Smith y desde luego acá en la Argentina, en Bariloche, en la serie Atrapados, con Soledad Villamil y Fernán Mirás.
Junto con una sólida carrera en el cine y la televisión, Juan Minujín estuvo presente en el teatro; hizo desde Hamlet hasta La venus en la piel, con Carla Peterson, dirigidos por Javier Daulte.
Pero hay un costado poco conocido del actor. Durante un tiempo realizó un proyecto llamado Atlantis, un juego de mapas gigantes exquisitamente diseñados donde se pueden recorrer los países y analizar sus rasgos geográficos, la fauna, la flora, los ríos y montañas y sus características culturales.
En la Argentina, por ejemplo, se registran monumentos nacionales o artistas fundacionales como Mercedes Sosa. Si se señala un punto, digamos el de Charly García, aparece un texto breve que lo describe y define. Se hizo un mapa del sistema solar, con sus estrellas, satélites y astronautas; rompecabezas para armar dinosaurios e incluso un mapa sobre la obra de Martha Minujín -su tía- como un territorio a recorrer. Una idea de lujo, como él.