El jugador reclama el pago de 55 millones de euros en concepto de salarios y primas impagas.
Los abogados de Kylian Mbappé anunciaron este jueves que el delantero del Real Madrid decidió “pasar al ataque” en la justicia contra el PSG, club con el que mantiene una disputa desde que se fue el Real Madrid.
El delantero contrató un equipo de tres abogados especializados en causas penales, laborales y de contenciosos para lograr el pago de los 55 millones de euros que considera que le debe el PSG en concepto de salarios y primas impagas. Los letrados del futbolista pidieron el embargo a las cuentas del PSG y están a la espera de la decisión de Justicia.
En tanto, en el terreno deportivo, le pidieron a la Federación Francesa de Fútbol (FFF) que envíe a la UEFA el conflicto salarial, a lo que a su juicio puede descalificar al PSG de las competiciones europeas.
“Vamos al ataque con las armas que tenemos”, aseguró Delphine Verheyden, abogada histórica del jugador, durante una conferencia de prensa.
En paralelo, también anunciaron acciones civiles y penales contra el club en un conflicto que ya tiene 15 meses y que “causó un daño en la imagen y la reputación del jugador”.
“Hemos lanzado este ataque en un buen momento deportivo para el club”, dijeron en referencia al campeonato de liga recién conquistado por el equipo y por su buena posición para alcanzar las semifinales de la Liga de Campeones.
Además, los abogados consideran que el litigio tiene una variante penal, por el daño hecho al jugador, pero también por las injurias lanzadas contra el futbolista en las redes sociales.
“Se han lanzado injurias, palabras obscenas que no queremos repetir para no darles más eco. Lo importante es ver quién está detrás, si hay un ejército digital o si es algo aislado u organizado”, indicó el abogado penal Pierre-Olivier Sur.
También se asocian a una denuncia presentada por el sindicado de jugadores sobre la práctica de apartar a futbolistas de la plantel, algo que el PSG hizo con Mbappé al inicio de la pasada temporada para presionarlo a que renovara su contrato o se marchara antes del final del mismo para obtener una indemnización financiera.
Fue en ese momento cuando ambas partes llegaron a un acuerdo, al que el club se aferra para no pagar esos 55 millones al futbolista, un pacto verbal que los abogados del jugador no reconocen.
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