
Un estudio japonés demostró que la atención sostenida hacia patrones repetitivos puede ser clave para identificar el trastorno en etapas iniciales.
La forma en que los niños responden al movimiento podría proporcionar un medio temprano para detectar el autismo, señala un estudio reciente.
Se sabe que los niños con autismo prefieren observar movimientos repetitivos en lugar de movimientos aleatorios, apuntaron los investigadores.
Usando métodos de seguimiento ocular, un equipo de investigación encontró que los niños con sospecha de autismo pasaban más tiempo observando movimientos repetidos que los aleatorios, cuando ambos se mostraban uno al lado del otro.
Una breve tarea de observación por video de dos minutos durante las revisiones infantiles podría ayudar a identificar a los niños en riesgo de autismo a partir de los 3 años de edad, concluyeron los investigadores.
“Este método podría ser particularmente valioso para los niños que siguen siendo infradiagnosticados hasta una niñez más tardía, ya que proporciona un método más eficiente para la detección temprana”, señaló en un comunicado de prensa el investigador Mikimasa Omori, profesor asociado de la Universidad de Waseda, en Japón.
Para este estudio, Omori comparó a 17 niños con autismo potencial y a 11 niños con desarrollo típico. A los participantes se les mostraron videos de seis formas geométricas: círculos, triángulos, cuadrados, cruces, estrellas y octágonos.
En una mitad de la pantalla, las formas se trazaron en un movimiento predecible de un solo trazo. Por otro lado, las formas se dibujaron en una secuencia aleatoria e impredecible.

Los rastreadores oculares descubrieron que los niños con desarrollo típico pasaban aproximadamente la misma cantidad de tiempo observando tanto el lado predecible como el impredecible del video.
Pero los niños con sospecha de autismo pasaron más tiempo viendo la imagen predecible, y los resultados mostraron que su interés en ese lado de la pantalla aumentó durante la prueba.
“Este estudio reveló que los niños con TEA potencial pasaban significativamente más tiempo observando movimientos predecibles”, dijo Omori.
Esta preferencia por los movimientos predecibles concuerda con las conductas repetitivas que son características del autismo, apuntaron los investigadores.
Actualmente, la detección temprana del autismo se enfoca en los problemas de comunicación social, como el contacto visual y los retrasos en el lenguaje, apuntaron los investigadores.
Añadir una prueba que se apoye en esta preferencia por los movimientos predecibles podría añadir otra herramienta de diagnóstico a la caja de herramientas del autismo, dijo Omori.
Debido a que la prueba no requiere una respuesta verbal, podría adaptarse para los niños menores de 18 meses, añadió Omori.
“Este estudio resalta la utilidad potencial de los estímulos de movimiento predecibles como marcador conductual para la detección temprana del TEA, y subraya la necesidad esencial de más investigación sobre el procesamiento predictivo en los niños con TEA”, dijo Omori.

Los estudios futuros deben evaluar este método en niños más pequeños y mayores, para probar aún más su efectividad, dijeron los investigadores.
Más información: Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU. ofrecen más información sobre el diagnóstico del trastorno del espectro autista.