El Gobierno conformó una mesa de trabajo que se reúne quincenalmente. La relación política con Brasil y la incógnita sobre las temperaturas en enero y febrero mantienen al sector en alerta.
El Gobierno y el sector energético en la Argentina viven una tensa calma. A mediados de año, la Secretaría de Energía había planificado un verano de temperaturas tan altas que hasta podrían haber generado un “blackout” (apagón) y cortes programados. Pero en lo que va de diciembre, se transita con temperaturas más frías que el promedio de la primavera. Además, la vuelta de las lluvias a Brasil tras un año de fuerte sequía, podría proveer más electricidad del país vecino.
Sin embargo, todavía hay que pasar el verano completo. El Comité de Emergencia que conformó el Gobierno con el sector privado mantiene sus reuniones todos los miércoles cada 15 días. Un diciembre más frío hasta el momento no significa que todo el verano sea así. De hecho, esta semana, en el Área Metropolitana (AMBA), la temperatura llegará a los 33 grados por primera vez en diciembre.
El factor Brasil
De los factores que pusieron en alerta a todo el sistema eléctrico a mitad de año, y que llevaron incluso al Gobierno a hablar de “cortes programados”, algunos tuvieron mejoras. Se preveía una tormenta perfecta por las temperaturas, la sequía en Brasil y la central nuclear Atucha I fuera de circulación.
Sin embargo, una buena noticia le llega al presidente, Javier Milei, de parte del país presidido por su par Luiz Inácio Lula da Silva. Tras la sequía, empezó a llover, por lo que hay mayor aporte hidroeléctrico en el sur de Brasil y, por ende, en el Río Paraná. De todos modos, en el sector privado se preguntan cuál será la “predisposición” de Brasil a ceder parte de la energía, teniendo en cuenta la relación entre ambos mandatarios.
Por su parte, en la Secretaría de Energía y en Cancillería trabajan con Chile para importar gas que abastezca a las centrales eléctricas. También con Paraguay, para que reduzca lo que toma de energía de la represa Yacyretá.
Alerta por el calor
En cuanto a las temperaturas, ayudan las condiciones más frías de diciembre. Según el pronóstico trimestral del Servicio Meteorológico Nacional, el trimestre diciembre, enero y febrero tiene mayores probabilidades de presentar temperaturas por encima de lo normal. De todos modos, Marina Fernández, meteoróloga de TN, explicó que, aunque diciembre haya sido hasta ahora más frío que lo normal, no se modificó la proyección trimestral, que prevé altas temperaturas para el verano.
Por este motivo, Fernández planteó: “La preocupación puede surgir si se compensa. Esto significa que las temperaturas por debajo de lo normal en este diciembre 2024 se compensen con olas de calor durante enero y febrero 2025. No sorprendería, porque es un comportamiento que ya se ha visto en la atmósfera en el pasado”.
El factor más crítico será, entonces, la demanda de los hogares en base a las altas temperaturas concentradas en el tiempo, que podrían estresar el sistema, sobre todo cuando no hay amplitud térmica. Las empresas hacen un seguimiento quincenal: diciembre lo ven “tranquilo”, sin problemas para las fiestas. “Pronosticar desde enero es una incógnita”, anticipan.
Un factor clave que se analiza es cuándo serán las olas de calor. Si fueran en enero o febrero, con las familias “dispersadas” por las vacaciones, ayudaría al sistema. Pero si fueran en marzo, con las familias concentradas nuevamente en el AMBA por la vuelta a la rutina, provocará mayores tensiones en el sistema.
Con respecto a marzo, los datos sobre temperatura estarán en enero, cuando el Servicio Meteorológico Nacional publique la nueva proyección trimestral. En el sector se recuerda con preocupación la ola de calor de marzo del 2023, con cortes de luz prolongados y hasta la intervención de la distribuidora Edesur.
El estrés está sobre todo en la zona del AMBA. El récord histórico de consumo de energía fue de 29.601 MW en febrero de este año. Solo en el AMBA se puede llegar a 12.000 MW en los picos, pero tiene un gran “cuello de botella”: por las líneas de alta tensión solo pueden ingresar 7000 MW. Por lo tanto, el restante 5000 MW debe producirse en centrales dentro del AMBA. En Central Puerto, una de las empresas generadoras, aceleran la puesta en marcha de uno de sus ciclos combinados, que está cerrado por mantenimiento, y esperan que la próxima semana esté disponible para sumar 800 Mw.
En todo el sistema eléctrico, que va desde la generación hasta el transporte y la distribución, aseguran que hubo falta de inversiones por 20 años de tarifas prácticamente congeladas.
Los problemas que vendrán
Ante la gravedad de los informes sobre el clima, el Gobierno publicó a principios de octubre la resolución 294, con medidas para mitigar cortes masivos, que incluyen, por ejemplo, que puedan existir cortes programados para grandes industrias.
De todos modos, en el sector aseguran que las medidas son un “puente” para pasar este verano, pero, de no mediar decisiones de fondo, el verano 2026 será aún peor. En algunas centrales térmicas, las máquinas tienen más de 70 años, con tecnologías que se usan en pocos países del mundo, poca eficiencia y mayor contaminación por el uso de gasoil o fuel oil.
En las generadoras, se estima que se necesita reemplazar generación por unos 2000 MW. Ese era el objetivo del llamado a licitación que había hecho la gestión anterior para proyectos de Abastecimiento de Confiabilidad de Generación Térmica (TerConf), con la construcción de 29 nuevas centrales e inversiones estimadas de US$4000 millones. En esta gestión, se dio de baja la adjudicación y no se reemplazó.
Los próximos años requerirán más energía por el crecimiento vegetativo de la población, pero además, se espera una recuperación de actividades económicas, como la industria, que hoy están por debajo de su demanda histórica.
FUENTE: TN